lunes, 1 de diciembre de 2008

Pinitos en la minicinematografia

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FIESTA CHONIDuración: 4:58 - Reproducciones: 72Compartir  |  Añadir a Mis Vídeos
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Locuras del teatroDuración: 1:41 - Reproducciones: 0Compartir  |  Añadir a Mis Vídeos
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Bill kaulitzDuración: 0:43 - Reproducciones: 6Compartir  |  Añadir a Mis Vídeos

RELATOS DE SOMBRAS


Por fin llega mi primer espectaculo con la compañia de Eva Fernandez mi fiel angel, ( minimini) pero espectaculo al fin y al cabo, casi sin preparar, cogido con alfileres llegará el 11 de Diciembre a un bar de Pozuelo del cual ni siquiera se el nombre, pero en cuanto lo sepa lo publicare por si alguien se quisiera pasar, será bienvenido para reirse o llorar lo que le apetezcaY en ENERO.......participacion en el festival de teatro alternativo de la Comunidad de Madrid ( Eva nos vamos a morir de cagalera ya verás , ejejejeje!!!!, en la sala TIS 21,22 de Enero.Espero veros a alguno al menos.UN BESITO DE SOMBRA

direccion del bar de pozuelo:

Bar Censurados.
calle san antonio 19.
22:00 horas

martes, 18 de noviembre de 2008

Un cambio de rumbo

Ya casi llevo un mes y medio y el trabajo sigue ausente, me he resignado, jugar por internet puede ser muy ameno.

Me entrengo con trabajos de clase, creando personajes, caracterizando cuentos...la verdad es que me va mucho mejor por la otra rama..tal vez el 11 de Diciembre pueda hacer algunos pinitos, espero que sea divertido...gotico y oscurillo será, jejeje!!!!

Eva esta montando unos cuentecillos, un poco rápido tal vez, pero se hará lo que se pueda, digamos que todo es ponerse

viernes, 17 de octubre de 2008

Al fin parece que...

Por fin un claro de luz entre tanto aburrimiento, parece que al final se van a decidir a mandarme algo de curro, tengo que decir, que llevo una semana trabajando y aún no sé la función que voy a desempeñar, digamos que la empresa me está pagando por navegar por internet, chupar ancho de banda, tomar café y chocolates calentitos y gastar un poco de papel de vez en cuando en imprimir alguna chorrada que encuentro por ahí.
Aunque no sea aún algo serio, parece que me ignoran de manera menos indirecta, ya se han puesto en contacto conmigo, me han hablado, me han dirigido las miradas, incluso me ha llegado un mail, no entiendo nada, pero bueno, supongo que al final sacaré algo de todo esto.
Me encantan los viernes, salir a las 15:00, comer en casa con los tuyos comida de mamá rica rica...tener la tarde libre ( más o menos), porque esas odiosas prácticas obligatorias provocadas por la adapción a ese maravilloso plan de Bolonia...que le vamos a hacer, estamos aquí para aguantar el chaparrón y viajar de un lado para otro sin quejarnos, yo creo que si me pusiese a calcular lo que gasto en tiempo cada semana en transporte, seguramente podría llegar muuuuuuuuy lejos .
Un beso, y mañana más

jueves, 16 de octubre de 2008

Un día más cerca

Un nuevo día de trabajo, el aburrimiento se hace más llevadero sabiendo que mañana es viernes por fin, he conseguido superar una semana, y las que quedan. Me siento un poco sola y tengo demasiado tiempo para pensar , las ideas se suceden una a una y casi no me da tiempo a saber ni de que van, comprarme una funda para el ipod, hacerme el seguro medico, que haremos en expresión corporal, porqué no tengo más trabajo, porque el ser humano necesita estar entretenido, la ociosidad es una enfermedad cuando el resto te está observando...y encima me siento culpable por estar escribiendo esto mientras otros se dejan la piel en sacar los proyectos adelante, que vida más perra, hoy no tengo muchas ganas de hablar pero no podía dejar pasar la oportunidad de escribir unas pequeñas líneas mientras un superjefe echa la bronca a mi minijefe por algo que tenía que estar hecho ayer, y que he hecho yo hoy por la mañana, pero no es el fin del mundo, solo es un trabajo, no entiendo los gritos y las broncas, al fin y al cabo, aqui no se acaba el mundo, ¿no?.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Arrepentirse

Huele a tristeza y soledad, se escuchan murmullos en la distancia que parecen gritos de socorro, súplicas acalladas por los llantos de los árboles, suspiros que se funden con las ráfagas de viento, lamentos arrastrados por la fuerza de las aguas penetrando en mis oídos, martilleando mi cabeza, destrozando mi alma hasta el punto de no sentir, de no saber quien soy, ni qué hago aquí, cómo he llegado o de donde vengo. Apenas soy capaz de mantenerme en pie, las piernas me pesan como anclas de un gran buque a la deriva en un inmenso mar de desesperación, mi corazón late con tal fuerza que quiere saltar de mi pecho, huir y dejarme solo ante la nada, dejarme vacío entre toda esta soledad que me ahoga, que me aprieta, que no me deja respirar.
No sé como reaccionar, mi cuerpo es débil, está cansado, no puedo correr, no puedo parar, quiero escapar de los llantos pero una lágrima se desliza lentamente por mi mejilla, la siento como si una cascada viva recorriera la comisura de mis labios, el sabor de la sal en mi boca me transporta fugazmente a un mundo en paz, saboreo ese momento como si fuera el único, el último tal vez.
A mi alrededor no existe más que oscuridad, pero no es negra, es una oscuridad gris, una oscuridad bañada por una pequeña mancha de luz, esa luz no me permite abrir los ojos, me resulta cegadora, fulminante y letal, pero es cálida y confortable como un lecho de rayos de sol que sustentan mi calma.
No entiendo que sucede, intento concentrarme, intento sentir mis brazos, mis sentidos están dormidos y quiero despertarlos, quiero recuperar mi alma, mis sentimientos, mi vida, me esfuerzo por saborear de nuevo ese instante salado, ese momento de paz en el que parece que todo se mueve a cámara lenta, me concentro en el aire que sale de mi boca, mi respiración es suave y profunda, al mismo ritmo de la situación, al mismo ritmo que se mueven mis brazos intentando buscar un abrazo, un abrazo acogedor en el que me fundo y me dejo llevar intentado olvidar, intentando no ahogarme en esta nada tan llena de todo.
He logrado que funcione unos instantes, en ese pequeño espacio de tiempo creo que he sido feliz, no he sido yo, ni siquiera sé quién soy, pero sé que he sido feliz, o al menos pienso que eso puede ser un ápice de felicidad.
No ha durado mucho, de repente me encuentro de nuevo entre multitud de lamentos ensordecedores que acallan mis ansias de vivir, tengo miedo, siempre he dicho que lo único que hace a un ser humano diferente al resto son sus ganas de sentir, de querer, de amar, de vivir en este mundo sin pensar en nada más, y ahora lo estoy perdiendo, lo único que me diferencia del resto, aquello que me hace especial, que me permite sentirme diferente, se escapa entre mis dedos como un puñado de arena.
No puedo permitir que me venza la situación, soy más fuerte que los gritos, más valiente que los llantos, más enérgico que un lamento y más poderoso que una súplica, mi alma está viva y no pienso dejar que exhale sus últimos versos, tengo que ser capaz de sobreponerme, ser capaz de luchar contra este gris cegador y de nuevo abrir los ojos, volver a mirar al mundo y sentir que formo parte de él.
Lucho contra nada y contra todo para volver a encontrarme, para poder sentir de nuevo mi cuerpo, para poder escuchar de nuevo mi mente, para descubrir quién soy y poder reconocerme, de repente siento que mi esfuerzo vale la pena, empiezo lentamente a notar los dedos de mis pies, los muevo arriba y abajo, siento mis piernas, mi pecho, mis brazos, mi cuello, siento mi alma, cuando estoy regresando de mi mismo un dolor intenso recorre todo mi ser, ahora me siento, y al sentirme descubro que no estoy bien, algo me sucede, ese dolor golpea contra mi cuerpo como una ola contra la roca, me arrebata todo mi poder, me deja exhausto, sin aliento, mi cabeza se vuelve pesada, no logro ponerme en pie, mis brazos son débiles y apenas logran sostener las manos, mis piernas están inertes, yacen en el suelo inmóviles, sin reacción alguna. Estoy asustado, muy asustado, no sé lo que sucede y creo que no quiero saberlo, de nuevo me invade esa sensación de miedo a la vida, de querer olvidarlo todo y desaparecer para siempre pero ese pensamiento me hace fuerte en mi dolor, quiero ser diferente, quiero ser especial, quiero ser yo.
A pesar del dolor logro incorporarme, noto en mis piernas latigazos que me atraviesan el alma pero soy más duro que ellos, soy más fuerte que mi propio dolor, estoy venciendo a mi cuerpo y mi alma se hace más robusta a cada paso.
Esa luz mantiene mis ojos cerrados, pero quiero ver de nuevo el mundo, un mundo que apenas recuerdo, no sé donde estoy, no sé cómo he llegado ni de donde vengo pero no me importa, sé que al abrir los ojos todo esto va a cambiar, voy a descubrir todo aquello que mi mente ha olvidado, todos los recuerdos que han sido borrados se reescribirán tan rápidamente que apenas recordaré el haberlos olvidado.
Mis párpados pesan tanto que no logro levantarlos, el esfuerzo es tal que un sudor frío recorre todo mi cuerpo. Lentamente mis ojos despiertan a la vida, estoy cegado por la luz, no me acostumbro a la intensidad del día, no hay oscuridad, sólo una ceguera blanca y brillante tan intensa que no me deja pensar. Poco a poco esa intensidad disminuye, aparecen sombras en ese blanco, los colores se abren paso entre las sombras y por fin distingo la inmensidad del horizonte. No hay detalles, solo una paleta de color, un cuadro en acuarela aún húmedo. Las formas empiezan a aparecer, distingo por fin el suelo debajo de mis pies y el cielo sobre mi cabeza, la distancia es infinita y el vacío se hace cada vez más pequeño. Las líneas se dibujan cada vez más perfectas y los detalles salen de su escondite para mostrarse en todo su esplendor. Fijo la mirada en un punto para despertar definitivamente mis sentidos, ese punto se mueve lentamente, con dificultad, es una mujer mayor, no logro entender porque pero sus colores se confunden con tonos rojizos, brillos carmesí recorren su rostro, entonces expando mi campo de visión, multitud de personas a mi alrededor, todo manchado de un rojo profundo, muchas yacen en el suelo inmóviles, otras caminan lentamente, ahora escucho con claridad los llantos, los lamentos, los gritos y mi dolor vuelve como una inyección letal de la que no puedo sobreponerme, en la distancia logro distinguir un edificio empapado en fuego, las llamas quieren escapar por las ventanas y apenas logran asomarse ligeramente, entonces siento calor, un calor intenso y mi mente comienza a entender, empieza a recordarlo todo y mi sufrimiento se hace tan inmenso que de repente me arrepiento de haber abierto los ojos, de haber pretendido ser diferente, de no haberme dejado morir.

EN UN SUSPIRO…

Primero lloramos y después seguimos. Esta es la trayectoria de todo ser humano, sin embargo, no se debe olvidar que todo pasa, y en esta historia todo pasó, y pasó tan rápido que apenas dio lugar al llanto. Por más que lo intentemos impedir, la vida se desliza por un reloj de arena. El presente se trasforma en pasado. En cada esquina, en cada momento,en cada suspiro la luz se refleja y se apaga. Nada es perfecto ni eterno. Y como en el teatro, al final de cada acto, siempre se cierra la telón.
Era una tarde gris, silenciosa, el viento se deslizaba en un susurro que parecía ensordecedor en el silencio de la calle, los suelos humedos, de vez en cuando charcos que parecian grandes lagos poblados por criaturas fantásticas. Había llovido la noche anterior y en el ambiente se conservaba ese olor a humedad, ese olor a lluvia de verano tan agradable sino fuera porque también levantaba los edores de la ciudad, el alquitrán, la suciedad de las aceras, los combustibles, la lluvia había dejado un ambiente oscuro y tétrico digno de una película de Tim Burton.
Imagina ahora esa ciudad, intenta sentir el viento, respirar los aromas, escuchar los sonidos pasajeros y cuando estes tan hinundado por la respiración de la ciudad entonces suspira profundamente y comienza a leer esta historia, será así la única manera de que comprendas de verdad como pude llegar a sentirme.

Salí de casa una tarde como cualquier otra, en una ciudad no más importante que las demás.Me disponía a visitar a mi madre enferma en el hospital del barrio. No llovía pero la humedad del ambiente me empapaba la ropa y daba la sensación de estar en el polo, era incómodo caminar, ya que el suelo estaba repleto de charcos, había que estar muy atento a todo, ya que los coches pasaban tan rápido que no podías despistarte ni un momento si no querias acabar embarrado por sus salpicaduras.
Iba con paso firme y decidido, el médico me había llamado mientras yo, como todos los días, veía en mi pequeña televisión el sorteo de la lotería. Estaba en paro y entonces era una mis pequeñas distracciones habituales en mis aburridos días, el médico me había comentado que mi madre estaba muy mal y que no sabía si pasaría de esa noche. Me vestí deprisa y salí corriendo al hospital para poder disfrutar de esos últimos momentos con mi madre.
Mientras iba acercándome, en mi cabeza se colapsaban cientos de ideas e intentaba con todas ellas evitar la tristeza que suponía perder a una madre, pensaba en los preparativos del funeral,pero me sentía fatal por pensar en eso en lugar de centrarme en mi pena, en la tristeza de perder a una madre y también pensaba en como mi madre habría repartido sus posesiones, también me sentía culpable por ser tan superficial en momentos como ese pero no podía impedirlo era naturaleza humana el evitar los conflictos ocultando los sentimientos por miedo a parecer débiles.
Casi estaba llegando al hospital cuando me encontré con un amigo de la infancia, hacía tiempo que no le veía, no sabía si pararme a saludar, pensé que si agachaba la cabeza tal vez mi amigo no me reconocería pero no fue así ya que a casi veinte metros de distancia mi amigo gritó mi nombre y se acercó rápido hacía mí. En ese breve periodo me dio tiempo a decidir que no hablaría de mi madre, lo que menos me apetecía en esos momentos eran personas lamentando mi pronta pérdida. Cuando mi amigo llegó nos abrazamos, hablamos sobre el colegio, las amistades perdidas y me comentó que estaba montando una empresa que comenzaba con muy buen impulso, hablamos de mi situación laboral y él me ofreció un buen puesto de trabajo,yo no sabía que decir y simplemente asentí con la cabeza le dije que tenía prisa y que quedaríamos para hablarlo con más calma. Mi amigo intuyó que algo pasaba, creo que lo notó en mi rostro triste y mis facciones apagadas y no quiso insistir más, se despidió y quedamos en llamarnos para hablar de la mi experiencia profesional.
Esperé un momento hasta que mi amigo dobló la esquina para continuar el camino hacia el hospital, en este tramo casi se me había olvidado mi madre por completo pensaba en mi nueva oportunidad de trabajo, en que eso podía ser muy positivo pero me sentí abrumado por la situación, y lamenté no preocuparme más por el estado crítico de mi madre.
Seguí caminando con paso firme hacia el hospital con la cabeza cada vez más repleta de pesados sentimientos enfrentados, ya no sabía ni era capaz de discernir lo que en aquellos momentos estaba bien o estaba mal, pero decidí que no iba a sentirme culpable por nada ya que había sido un buen hijo y ella una buena madre y sabía que el fondo de mi corazón existia un amor indescriptible, un amor que siempre me había costado demostrar.
Cuando estaba casi llegando al hospital decidí subir al piso donde vivía mi madre que estaba dos números más abajo en la misma calle del hospital, al llegar sentí el olor de mi madre, ese olor a cebolla y menta que de niño me encantaba y casi dejé escapar una lágrima pero en ese momento me fijé en una carta que había encima de la mesa, la abrí y para mi sorpresa descubrí que era el testamento de mi madre, yo no tenía niguna noticia de ese documento y no sabía si debía leerlo o no, pero la tentación era demasiado grande así que comenzé a leer:”Aquí se acaba mi viaje pero dejo un gran regalo al mundo, mi hijo mayor, le dejo todas mis tierras e inmuebles, quiero que todo mi dinero sea donado a alguna organización de ayuda, ahora puedo hacer lo que no tuve valor de hacer cuando estaba con vida. Gracias por todo”. Ese hijo del que hablaba era yo, su preferido, el que la había cuidado en su peores momentos, se había acordado de mí, ahora mismo era pooseedor de todo, no supe como reaccionar y no dejé escapar ni una pequeña sonrisa, volví a dejar la carta donde estaba y me fuí definitivamente al hospital. En ese pequeño tramo que separaba la casa de mi madre del hospital mi cabeza estaba a punto de ebullición demasiadas cosas estaban sucediendo y casi poco a poco estaba olvidándome de porqué iba a ese hospital.
Cuando estaba a punto de entrar por la puerta sin darme cuenta metí el pie en un charco y me empapé entero el pantalón, al agacharme para conocer la gravedad del asunto ví un papel arrugado en el suelo que me llamó la atención, me agaché a recogerlo , era un boleto de la lotería, lo abrí por curiosidad ya que recordaba perfectamente el número ganador. Casi me fallaron las piernas cuando descubrí que entre mis manos tenía un cupón por valor de cincuenta millones de euros, no podía creérmelo, esta vez sí que dejé escapar una pequeña sonrisa por la comisura de los labios pero me pareció de mala educación alegrarme teniendo en cuenta la situación en la que me encontraba, así que, me guardé el boleto en el bolsillo y entré veloz y empapado en el hospital, fuí a cuidados intensivos donde estaba mi madre, allí se encontraba el médico que me había llamado por teléfono, me agarró fuerte del hombro , bajo la mirada y me dijo quemi madre había muerto hacía unos minutos, yo no supe como reaccionar, pasé a ver a mi madre y no pude dejar escapar las lágrimas, eran tantas las cosas buenas que me habían sucedido en el trayecto que la muerte de mi madre había pasado a un segundo plano, me sentía horrible conmigo mismo, no era capaz de reaccionar, mi madre yacía muerta en la cama del hospital, le agarré la mano y le besé la mejilla y entonces le susurré al oido todo lo que me había sucedido, al levantarme me pareció ver una pequeña sonrisa de satisfacción y felicidad en la boca de mi madre, pero sabía que eso era imposible.
Al día siguiente fue el entierro, invité a mi amigo, cobré el billete de lotería y el testamento salió a la luz pero lo que sucedió entonces es otra historia, yo me quedo con los diez minutos que hay a pie desde mi casa al hospital donde falleció mi madre.